Fin de semana de esquí
Es sábado, las tres de la tarde. Emprendemos viaje hacia Andorra "El país dels pirineus" para disfrutar de un fin de semana de esquí. En realidad sólo es un domingo de esqui, pero hace ilusión evadirse un poco del los domingos en el cine.
Partimos con todas las previsiones meteorológicas en contra, pero partimos ilusionados con que el "hombre del tiempo" se equivoque y que encontremos un espléndido día soleado que nos permita disfrutar de tan agradable deporte y sobre todo de la naturaleza.
Llegamos a Andorra y tenemos los dos primeros contratiempos. Testigo del nivel de aceite del coche que avisa del bajo nivel de este y comienza a nevar, que bonito. Repostamos aceite y cargamos chucherías para toda la semana.
Segundo y tercer contratiempos. En una subida el coche comienza a patinar, pero no podemos parar en medio de la cuesta a poner las cadenas y nos encontramos un coche que baja cruzado literalmente como haciendo patinaje sobre hielo. Conseguimos esquivarlo sin más problemas.
Ponemos las cadenas.
Resulta que nuestro hotel está casi en Ordino que es donde peor tiempo hay. Sigue nevando y llamamos al hotel para avisar que ya llegamos. No contesta nadie.
En el coche se respira un silencio tenso. Cuando al fin llegamos al hotel, aparcamos como podemos y entramos las maletas mientras sigue nevando y pasa un loco haciendo rallye al más puro estilo Carlos Sainz, pero dominando. Cena y a dormir.
Al día siguiente sigue nevando y veo en la televisión imagenes de las estaciones de esquí mientras se oye la misa del domingo de fondo, surrealista.
Estamos en Ordino y es la única que está cerrada.
Decidimos irnos a Pal, que está en mejores condiciones. Primero hay que desenterrar un poco el coche de nieve. Arranca a la primera, sin titubeos (para que luego digan de la seat, aunque el motor es autenticamente alemán), es un campeón.
En Pal, parece que la climatología nos es favorable y esquiamos hasta las tres y media cuado se levanta un viento feroz que nos lanza la nieve contra la cara de tal forma que hace daño en nuestros pómulos desnudos.
Nos echan de la estación, así que nos volvemos para casa.
Un fin de semana movidito, pero eso sí, diferente y excitante.
Partimos con todas las previsiones meteorológicas en contra, pero partimos ilusionados con que el "hombre del tiempo" se equivoque y que encontremos un espléndido día soleado que nos permita disfrutar de tan agradable deporte y sobre todo de la naturaleza.
Llegamos a Andorra y tenemos los dos primeros contratiempos. Testigo del nivel de aceite del coche que avisa del bajo nivel de este y comienza a nevar, que bonito. Repostamos aceite y cargamos chucherías para toda la semana.
Segundo y tercer contratiempos. En una subida el coche comienza a patinar, pero no podemos parar en medio de la cuesta a poner las cadenas y nos encontramos un coche que baja cruzado literalmente como haciendo patinaje sobre hielo. Conseguimos esquivarlo sin más problemas.
Ponemos las cadenas.
Resulta que nuestro hotel está casi en Ordino que es donde peor tiempo hay. Sigue nevando y llamamos al hotel para avisar que ya llegamos. No contesta nadie.
En el coche se respira un silencio tenso. Cuando al fin llegamos al hotel, aparcamos como podemos y entramos las maletas mientras sigue nevando y pasa un loco haciendo rallye al más puro estilo Carlos Sainz, pero dominando. Cena y a dormir.
Al día siguiente sigue nevando y veo en la televisión imagenes de las estaciones de esquí mientras se oye la misa del domingo de fondo, surrealista.
Estamos en Ordino y es la única que está cerrada.
Decidimos irnos a Pal, que está en mejores condiciones. Primero hay que desenterrar un poco el coche de nieve. Arranca a la primera, sin titubeos (para que luego digan de la seat, aunque el motor es autenticamente alemán), es un campeón.
En Pal, parece que la climatología nos es favorable y esquiamos hasta las tres y media cuado se levanta un viento feroz que nos lanza la nieve contra la cara de tal forma que hace daño en nuestros pómulos desnudos.
Nos echan de la estación, así que nos volvemos para casa.
Un fin de semana movidito, pero eso sí, diferente y excitante.
1 comentario
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un saludo
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