Amaxofobia
Podríamos definir la amaxobobia como una enfermedad que produce, a los que la padecen, miedo a conducir.
Les produce ansiedad e inseguridad el simple hecho de conducir.
Pues mi caso es totalmente el contrario.
Me encanta conducir, me relaja, me divierte, en definitiva, para mi es un placer.
A veces me gusta correr, pero sólo si las condiciones lo permiten. Buena carretera y nadie a la vista, aunque no corro demasiado, la economía no está para gastar mucha gasolina.
Pero lo mejor de todo es ir por una carretera de montaña con sus curvas y sus paisajes, aunque no te da demasiado tiempo para verlos cuando te estas fijando en cada milímetro de la carretera, escogiendo la mejor marcha y estudiando la mejor trazada (siempre por mi carril, que no estamos de rallye).
Cuando estoy un poco deprimido o agobiado, si puedo, me escapo y me voy a la montaña. Hago un recorrido de unos 30 o 40 kilómetros y como nuevo. No tengo un deportivo, pero tampoco hace falta, esto ya lo hacía con mi ibiza de 14 años y 64 CV.
Aquello sí que eran sensaciones. Un motor y 4 ruedas. Ni dirección asistida, ni ABS, ni TCS, ni airbags ni nada de nada.
Es uno de los pocos momentos en los que mandas tú. El coche se limita a hacer lo que le pides, siempre que no te pases. Esa es la esencia real de conducir y no usar el coche cada día para ir al trabajo y estar parado la mayor parte del tiempo en un atasco. O eso pienso yo.
Y todo esto, siempre con el debido respeto hacia los demás conductores y, sobre todo, hacia los ciclistas. Ojito con ellos, que yo tambien soy biker, aunque de ruedas gordas. Otro día hablaré de ello...
Les produce ansiedad e inseguridad el simple hecho de conducir.
Pues mi caso es totalmente el contrario.
Me encanta conducir, me relaja, me divierte, en definitiva, para mi es un placer.
A veces me gusta correr, pero sólo si las condiciones lo permiten. Buena carretera y nadie a la vista, aunque no corro demasiado, la economía no está para gastar mucha gasolina.
Pero lo mejor de todo es ir por una carretera de montaña con sus curvas y sus paisajes, aunque no te da demasiado tiempo para verlos cuando te estas fijando en cada milímetro de la carretera, escogiendo la mejor marcha y estudiando la mejor trazada (siempre por mi carril, que no estamos de rallye).
Cuando estoy un poco deprimido o agobiado, si puedo, me escapo y me voy a la montaña. Hago un recorrido de unos 30 o 40 kilómetros y como nuevo. No tengo un deportivo, pero tampoco hace falta, esto ya lo hacía con mi ibiza de 14 años y 64 CV.
Aquello sí que eran sensaciones. Un motor y 4 ruedas. Ni dirección asistida, ni ABS, ni TCS, ni airbags ni nada de nada.
Es uno de los pocos momentos en los que mandas tú. El coche se limita a hacer lo que le pides, siempre que no te pases. Esa es la esencia real de conducir y no usar el coche cada día para ir al trabajo y estar parado la mayor parte del tiempo en un atasco. O eso pienso yo.
Y todo esto, siempre con el debido respeto hacia los demás conductores y, sobre todo, hacia los ciclistas. Ojito con ellos, que yo tambien soy biker, aunque de ruedas gordas. Otro día hablaré de ello...
1 comentario
osiris -
cuando quieras vamos a la Teixeta a hacer unas pasadas, tengo apuntes y te puedo ir copiloteando...