Martes 13
Aunque ya sea sábado 17, el martes 13 fue un día interesante.
De camino al trabajo, la emisora que escucho sufría constantes cortes inesperados. Lo mejor de todo es que ellos mismos se dieron cuenta.
Se hizo la hora del café. Tal como entramos por la puerta del bar, se fué la luz de toda la manzana y era imposible hacer un café en esas circunstancias. No porque no estuviéramos dispuestos a tomar café a oscuras, sino porque evidentemente la cafetera no iba.
Qué puede hacer una rata de oficina como yo sin café. Es algo inadmisible, inconcebible diría yo.
Volvió la luz y nos tomamos el café. De vuelta en la oficina vimos que nuestros ordenadores habían sucumbido al corte de luz. Vuelta a empezar.
Un segundo corte ya pasado el mediodía nos hace percatarnos de que una conductora ha dejado su coche aparcado con una rueda colgando en un desnivel de la calle de justo delante de la oficina y no puede salir.
Pasa una hora hasta que llega la grua para sacarla del atolladero y cuando finalmente se marcha aplaudimos todos.
Sí, somos crueles, pero más lo fue la compañera que sacó fotos con su cámara digital (no, no pienso colgarlas).
Y todo esto, el día que se cumple un hito en el camino, como le gusta decir a mi jefe. Un día 13 de junio, en concreto el de 2005, puse mis pies por primera vez en mi empresa. Llevo un año.
Entonces deseaba quedarme a toda costa, no todos entraríamos a formar parte del equipo. Ahora deseo largarme.
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