No te fies...
Existe un dicho popular que afirma que en esta vida uno no se puede fiar ni de su madre. Y es que la gente cambia cuando menos te lo esperas. La experiencia de un camionero que conozco de rebote, que entre palet y palet me ha ido transmitiendo, es sobrecogedora.
Resulta que decide asociarse con un amigo de 18 años de amistad para fusionar sus dos empresas de bolsas de plástico y en 3 meses, el "amigo" le deja con un agujero de 82 millones de pelas y desaparece.
Y es que las apariencias engañan, no se puede evitar. Y pasa en las mejores familias, ¡oiga!
¿Porqué pasa todo esto? Por don dinero, señores.
Ya he leido a osiris sobre el tema. Este hombre podría estar en una esquina pidiendo, pero se sacó todos los carnés de conducir que pudo y salió adelante.
Eso es lo que nos impone la sociedad competitiva en la que vivimos, salir adelante.
Resulta que decide asociarse con un amigo de 18 años de amistad para fusionar sus dos empresas de bolsas de plástico y en 3 meses, el "amigo" le deja con un agujero de 82 millones de pelas y desaparece.
Y es que las apariencias engañan, no se puede evitar. Y pasa en las mejores familias, ¡oiga!
¿Porqué pasa todo esto? Por don dinero, señores.
Ya he leido a osiris sobre el tema. Este hombre podría estar en una esquina pidiendo, pero se sacó todos los carnés de conducir que pudo y salió adelante.
Eso es lo que nos impone la sociedad competitiva en la que vivimos, salir adelante.
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